Al haber visualizado un poco los contenidos del Libro Blanco, y sobre todo al haber realizado el cuestionario sobre este tema, me han surgido una serie de opiniones motivadas por preguntas del cuestionario que me gustaría plasmar aquí.
La primera tiene que ver con la cuestión de si el profesorado, al acabar todos sus estudios, se encuentra lo suficientemente formado como para entrar en un aula. Mi opinión es que no. Para empezar, no creo ni que mi grado (Filología Hispánica) esté bien estructurado y otorgue una serie de conocimientos útiles y organizados en muchos casos. Sé que no todo aquel que estudia mi grado lo hace con idea de dedicarse a la docencia, aunque sí la gran mayoría, pues es la salida laboral más asequible, por eso creo que en la carrera se deberían impartir menos materias "de relleno" y focalizarse y reforzar aquellas que son más exigentes y generales (por ejemplo, a lo largo de la carrera me he encontrado muchas veces cómo se da importancia a asignaturas de las que no vas a volver a oír hablar nunca, en vez de centrase en las literaturas, o las áreas de morfología y sintaxis, presentes en todos los centros docentes). Así, he acabado la carrera sabiendo que sé mucho, pero que está todo disperso en mi mente y sin organización, por lo que me supondrá la doble tarea de estudiarme algo que ya sé por mi cuenta para darle mayor estructuración.
Pero hay aspectos de los que ni siquiera se trata en las carreras y que se supone que para eso está este máster: para darnos orientaciones sobre los aspectos sociales de la docencia, sobre cómo tratar con los adolescentes y otorgarnos puntos útiles para nuestro ingreso en las aulas. Aún así no creo que con esto sea suficiente, pienso que este tipo de "educación" se nos debería dar mucho antes, ir viendo aspectos sociales a lo largo de toda nuestra formación, pues es igual o más importante que la materia que se imparte. Por eso creo que nuestros primeros pasos en la educación serán pasos de inestabilidad y de adaptación hasta conseguir encontrar nuestra forma personal de relacionarnos con la docencia.
Pues (y en relación con otra de las preguntas del cuestionario), para mí, lo que realmente importa en un profesor, no es la cantidad de cosas que sepas, sino cómo eres capaz de trasmitirlo. Un profesor puede ser el más experto en la materia que imparte, pero si no consigue despertar el interés en los alumnos que tiene delante, será un fracaso colectivo. La materia es importante, pero la empatía, el saber conectar con los chavales, que los comprendas y te escuchen, que sientan interés y estén atentos y receptivos es esencial, sin eso, un profesor está perdido. Por eso pienso que las oposiciones, las pruebas y análisis para contratar o admitir a una persona en el terreno de la educación, deberían tener en gran importancia esto, y no tanto cúanto has reflejado que sabes en un examen.
Por último, me gustaría tratar la cuestión de si un profesor será mejor si cobra más. Absolutamente no, él seguirá siendo el mismo, dará su clase igual, seguirá siendo del mismo modo con sus alumnos y sentirá el mismo amor/odio por su profesión. Sin embargo, sí cambiará la visión que la sociedad tenga de él, pues desgraciadamente, estamos en una sociedad que actúa por prestigio, y si ganaramos más, se nos tendría en más estima al ser considerados como más importantes en el sistema social por nuestros altos ingresos.
Así que, una subida de sueldo sería beneficiosa, no para los profesores, que no se dedican a esto por el dinero, sino por el amor a la educación, sino para la sociedad, que entonces empezaría a darse cuenta de lo importante y necesaria que es una buena educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario