Sí amigos, cayendo en las garras de mi generación, soy uno más de los considerados fans del sistema educativo finlandés. Y es que nos lo han vendido tan bien...
En Finlandia, los alumnos acuden a clase una media de cinco horas por día, con clases de 45 minutos con descansos de 15 minutos entre clase y clase, no como en España, que los chavales durante el instituto nos vemos resignados a estar sentados en una silla, atendiendo durante seis horas lectivas, sin menearnos y dando gracias si el profesor respeta los cinco minutos con los que contamos entre clase y clase (hablo de mi caso). Lo peor es que sabemos que la mayoría de los días, el tiempo docente no acabará ahí: la carga de deberes, las horas de estudio, y en muchos casos, la necesidad de acudir a clases particulares de refuerzo, acaban sumando un tiempo muy valioso al dedicado a los estudios, restándoselo a lo que debería ser tiempo de descanso y de ocupación para otras aficiones o gustos.
En Finlandia, como creo que ya es sabido por todos, no existen las tareas para casa, cuando acaban las clases, los niños y chavales son dueños de su tiempo para poder dedicárselo a realizar actividades que les motiven, deportes, jugar, o simplemente descansar. Algo que me parece necesario para que se desarrollen otras capacidades aparte de las aprendidas en el aula, y sobre todo, para que los chavales puedan desconectar y disfrutar de las etapas anteriores a la adulta.
Y es que en el sistema finlandés, las actividades extracurriculares están muy bien vistas, y se incluyen con alta valoración en el expediente personal de cada alumno, fomentando de esta manera sus gustos, o ayudando a orientarle, a través de ellos, su futuro laboral.
Otro aspecto importante es el papel de los padres: como he leído buscando información sobre el sistema finlandés, los profesores en Finlandia no educan, solo enseñan, ya que los padres son los encargados de otorgar valores a sus hijos, diferenciando perfectamente que a la escuela deben ir solamente a aprender. Y es que en Finlandia la figura del profesor cuenta con gran prestigio, equiparándola en importancia a la de por ejemplo, la del médico (en el sueldo también se equipara, igualito que aquí... 😆 😅 ).
Esto choca con un problema de base en la educación española, pues muchos padres traspasan a la figura del profesor la responsabilidad de educar a sus hijos, lavándose las manos a la hora de transmitir las aptitudes que lo convertirán en un buen ciudadano, y cargando al educador con una función/obligación que no le corresponde.
No hay que más que pararse a reflexionar en la respuesta que todos, tanto profesores como padres finlandeses, contestan cuando se les hace la pregunta de qué buscan y quieren para su hijo: la felicidad. Desean que sobre todo y por encima de cualquier cosa sean felices, y se sientan realizados con su vida y a qué la dedican. Estoy segura, que en España viendo esta respuesta, se apresurarían a contestar lo mismo, lo que no tengo tan claro, si el sistema educativo con el que contamos y la forma en la que los niños adolescentes se desarrollan hacia el futuro, son las más adecuadas para otorgar a los chavales de dicha felicidad.
En cuanto a otros países y sobre todo en contraste con España, me han llamado la atención Holanda, con su propuesta de desarrollo independiente del alumno, basado en un aprendizaje autónomo y en el que la integración de la tecnología está muy presente. Singapur, con su figura del profesor tan apreciada y en constante actualización. O Rusia, en donde durante la primaria y bachillerato se fomenta una educación emocional y social del estudiante.
No me cabe duda de que todos estos sistemas educativos tienen grandes puntos claves que sin duda funcionan en el proceso educativo de sus niños y adolescentes. Ojalá poder desarrollar un sistema común y global que aunara algunas ideas y algunos de los puntos claves que funcionan en los diferentes países para ponerlos a funcionar en un mismo sistema. Hasta entonces, solo nos queda poder fijarnos a nivel individual y tomar nota nosotros mismo para poder aplicarlo a nivel personal el día que nos toque subirnos a la tarima. 👍
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